Ayer, siguiendo los criterios técnicos del Centro de Conservación de Especies Dulceacuícolas de la Comunitat Valenciana (Piscifactoría de El Palmar), personal de conservación de fauna silvestre desplazado desde la Piscifactoría de El Palmar, con ayuda del equipo del Paisaje Protegido Serra del Maigmó y Serra del Sit, procedieron al traslado de unos 800 ejemplares de cachuelo valenciano desde la Rambla de Puça a un lugar seguro.

Ante el descenso preocupante del nivel del agua en las diferentes pozas de la Rambla de Puça, algunas de las cuales se han secado en las últimas semanas, haciendo peligrar la supervivencia del pez, el personal técnico de la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio, de manera coordinada con la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Petrer, decidió adoptar esta medida.

El cachuelo valenciano o bagra levantina (Squalius valentinus) habita en ríos, manantiales, acequias y embalses por lo que las ramblas, al tener un carácter temporal, irregular e intermitente no serían el hábitat idóneo de esta especie. Según fuentes del Centro de Conservación de Especies Dulceacuícolas de la Comunitat Valenciana, cuyo objetivo es la conservación de especies dulceacuícolas amenazadas, en la actualidad el cachuelo valenciano no está incluido en el Catálogo Valenciano de Especies de Fauna Amenazada.

Cabe recordar que estas translocaciones siempre deben realizarse con autorización y por los técnicos de conservación de fauna silvestre. Las translocaciones de fauna silvestre sin autorización, además de que pueden ser objeto de sanciones administrativas e, incluso penales, pueden tener consecuencias muy serias para el ecosistema. Cuando se trasladan animales de un lugar a otro sin el debido control, se pueden alterar las dinámicas naturales de las poblaciones y los hábitats. Por un lado, los animales pueden convertirse en especies invasoras en su nuevo entorno, compitiendo con las especies nativas por recursos como alimento y espacio, lo que puede llevar a la disminución o incluso extinción de estas últimas. Además, la introducción de nuevas especies puede alterar las cadenas alimenticias y afectar a otros organismos en el ecosistema. Por otro lado, los animales que son trasladados pueden no adaptarse bien a su nuevo hogar, lo que puede resultar en su sufrimiento o muerte. También existe el riesgo de que se propaguen enfermedades entre las poblaciones silvestres.

Por tanto, dado que la translocación no autorizada de fauna silvestre puede desestabilizar ecosistemas enteros, afectar la biodiversidad y tener repercusiones negativas tanto para las especies involucradas como para el medio ambiente en general, es fundamental que estas acciones se realicen bajo la supervisión de expertos y con un plan adecuado para minimizar los riesgos.

Presencia de especies exóticas invasoras en la Rambla de Puça

Por otro lado, en los últimos meses se ha detectado en la rambla de Puça la presencia de especies exóticas invasoras como el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) y el galápago de florida (Trachemys scripta scripta). Se trata de especies provenientes de otros lugares de la Tierra que al invadir los espacios naturales pueden interferir con las plantas y animales autóctonos, alterando sus ambientes e incluso provocando la desaparición de las especies de flora y fauna propias del lugar.

Las invasiones biológicas, una de las principales causas de pérdida de biodiversidad, se producen como consecuencia de la liberación en el medio natural de plantas o animales exóticos ya sea de manera accidental (p. ej. fuga de animales de una granja) o intencionada (p.ej. abandono de mascotas, vertido de restos de poda o introducción de especies cinegéticas o piscícolas). Por eso, en el caso de adquirir animales exóticos es muy importante no abandonarlos en el medio natural; estos animales se pueden llevar a algún centro de recuperación de fauna.

La colaboración ciudadana es fundamental para frenar las invasiones biológicas, por lo que, en caso de detectar la presencia de plantas o animales exóticos, es importante comunicar el hallazgo a los técnicos de los espacios naturales protegidos, a los agentes medioambientales, o a la concejalía de Medio Ambiente.

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