En la tarde-noche más mágica del año, la del 5 de enero, las vecinas y vecinos de Petrer volverán a rodar las tradicionales fallas de esparto para llamar la atención e iluminar los últimos pasos de Melchor, Gaspar y Baltasar hasta la ciudad.

Desde el Ayuntamiento de Petrer, a través de la concejalía de Cultura y Patrimonio y el Museo Dámaso Navarro y en colaboración con personas implicadas con esta tradición popular como es Vicent Navarro “El Dele”, se ha hecho un llamamiento para que, en torno a las 17.30, las vecinas y vecinos suban a la Explanada del Castillo-fortaleza para hacer ruido con sartenes y cazuelas y rodar falles  para que los Reyes de Oriente lleguen a Petrer, creando una estampa única en el Valle.

Tradición que, más tarde, se traslada a las calles del centro histórico de Petrer, sobre todo a la zona del Derrocat, donde se siguen rodando las fallas y fallons mientras el público espera la llegada de la Cabalgata.

Con el objetivo de mantener viva esta tradición que se remonta, al menos, a finales del siglo XIX, y darla a conocer entre los más pequeños, dentro de la programación de actividades navideñas, cada año la concejalía de Fiestas organiza un Taller de Falles para que niñas y niños aprendan a elaborar su propia falla para el 5 de enero y también conozcan cómo tienen que rodarla.

Además, durante la Cabalgata del Paje Real, que este año se celebró el pasado viernes 29 de diciembre, se repartieron fallas entre el público.

LES FALLES DE LA NIT DE REIS

En la tarde-noche del 5 de enero, los niños y niñas del municipio hacen ruido y llaman la atención de los Reyes Magos con las fallas, unas antorchas de esparto tierno y ‘avell’ (esparto seco) a las que se prende fuego y que se ruedan formando círculos de fuego hasta que se apagan.

Todo ello se emplea a modo de reclamo con el fin de orientar a Sus Majestades de Oriente para que vayan a Petrer a depositar sus presentes.

Fernando E. Tendero, director del Museo Dámaso Navarro, ha precisado que “les falles de la nit de Reis es una tradición que se viene celebrando en Petrer por lo menos desde finales del siglo XIX o principios del siglo XX”. Tendero ha explicado que “fueron traídas posiblemente por las familias que vinieron desde la Foia de Castalla y de algunos pueblos próximos de la montaña alicantina a repoblar Petrer después de la expulsión de los moriscos, a partir de 1611, según la hipótesis del investigador Vicent Tomás i Navarro”.

En la tarde-noche del 5 de enero, niñas y niños tenían que indicar a los Reyes Magos dónde estaba la villa de Petrer para que no pasaran de largo con los regalos; y, para ello, utilizaban sartenes, tapaderas y otras piezas del menaje de la cocina que, unidad, eran arrastradas para hacer ruido. También recurrían a caracolas marinas con las que llamar a los reyes soplándolas; y, sobre todo, las fallas.

Desde el año 2021, esta tradición está reconocida por la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana, junto con Les Carasses, como Bien Inmaterial de Relevancia Local.

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